Altar de la memoria en Buenaventura, Colombia.

El desarraigo es habitar el mundo, sabiendo que nuestro lugar como ser humano en la tierra no es ningún lugar y es todos los lugares; que somos piernas que se desplazan, caminan, migran, y no raíces que se inmovilizan; que, cuando miramos el pasado, es para mejor avanzar desde el presente hacia el futuro, bailando nuestros sueños y danzando con el vaivén de los acontecimientos de nuestras vidas personales, nuestras familias y nuestros países. El desarraigo es vivir la vida como si ella fuera un viaje lleno de aventuras y tejido de amores, ternuras, miedos, esperanzas, asombros, frustraciones. En el momento en que acaba el viaje y se pone fin al desarraigo, la vida se vuelve sólida y pierde su ligereza y perdemos nuestro vuelo.

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